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¿Adiós a Monsanto? Las claves tecnológicas de la desaparición de la empresa más odiada del mundo – Xataka

Bayer acaba de llegar a un acuerdo para comprar Monsanto por 66 mil millones de dólares. A falta de autorización gubernamental, si se lleva a cabo no solo nacerá la compañía de productos agrícolas más grande del mundo, sino que probablemente Monsanto, la bestia negra del ecologismo, desaparecerá para siempre.

Una compra de este tamaño tiene muchas claves: financieras, comerciales, ambientales e, incluso, geopolíticas. También tecnológicas. Porque oculta en esta jugada podemos ver cómo los grandes de esta industria se preparan para competir contra los gigantes tecnológicos en la cada vez más inminente digitalización del sector agrícola mundial.

Crónica de una compra anunciada

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Seguramente no lo has notado en el supermercado, pero llevamos años con bajadas continuadas de los precios agrícolas a nivel mundial. Tan fuerte es la tendencia que no se espera que remonten hasta finales del año que viene.

Y cuando bajan los precios (y los beneficios), se avecinan cambios. Como explicaba Bill Buckner, exdirector de Bayer América, en este contexto “el capital financiero tiende a ponerse nervioso y la única solución es ganar escala y reducir ineficiencias”.

Así ha sido: Monsanto (que hoy compra Bayer) trató de quedarse con la suiza Syngenta el año pasado; pero ésta decidió irse con ChemChina; Dow y DuPont están en pleno proceso de fusión y BASF trata de reorganizarse para no perder su posición en un mercado que va a cambiar radicalmente en un par de años.

Lo de hoy es la culminación de este proceso que va a crear un monstruo que vende casi 30 mil millones de dólares al año solo en el mercado agrícola (y otros 38 mil millones más si sumamos el resto de negocios). Un mercado apabullante (similar a todo el producto interior bruto de Bolivia) pero un mercado maduro, con crecimiento lento y a punto de cambiar para siempre.

La agricultura (y la alimentación) del futuro

Alternative Energies

En los próximos 40 años tendremos que producir más comida que toda la que se produjo durante los 8000 años anteriores. Esto, aunque no le solemos prestar atención, es un reto tecnológico de primer orden. En el contexto actual la agricultura (que está en el origen de un alto porcentaje de todo lo que comemos o vestimos) es un sistema abierto con el que es muy difícil de trabajar. Cuando no son las plagas, son las inclemencias del tiempo: durante milenios cultivar el campo ha sido solo un poco más sofisticado que ir al casino.

Y ese es precisamente el gran problema de la industria de los suministros agrarios. Por eso, a esta concentración empresarial le va a suceder una transformación radical: la digitalización de la agricultura. Las empresas ya están situándose para pasar de ser suministradores semillas, fertilizantes o pesticidas a asumir el asesoramiento y la gestión casi directa del campo como núcleo de su modelo de negocio: del producto al servicio.

Siempre que pensamos en Monsanto pensamos en transgénicos y ya hay quien especula sobre el impacto de la compra en la política europea frente a los OMGs. Al fin y al cabo, Bruselas queda a tres horas de Leverkusen y cuando empezamos a hablar de ‘campeones nacionales‘ nadie da puntada sin hilo. EL impacto de la compra en el mundo de los transgénicos será importante sin duda; pero en las altas esferas se da ya por descontado que, más tarde o más temprano, los transgénicos acabarán implantándose.

La digitalización está a las puertas

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En lo que se piensa menos es precisamente lo que más nos interesa aquí en Xataka: en su servicio de información climática y agricultura digital es una de las apuestas más interesantes del mundo. Una apuesta que encaja tan bien con la estrategia de ‘digital farming’ de Bayer que Climate Corporation, en San Francisco, pasará a coordinar todos los esfuerzos de la nueva compañía.

Una vez tras otra, hemos visto como la llegada del mundo digital ha cambiado tecnologías que pensábamos intocables. Los avances de los últimos años apuntan a que la digitalización está a las puertas de la agricultura y, aunque esto no es la causa fundamental, la compra de Monsanto crea un actor central en la gran batalla por alimentar el mundo en el año 2050.