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Blockchain: Identidad digital en la era de las ciudades inteligentes

Por Gabriel Alzate

La Unión Europea promulgó la ley de privacidad de datos (GDPR) la cual rige a partir del 25 de Mayo de 2018 para todas la empresas Europeas o aquellas que manipulen datos de ciudadanos europeos, los dueños de plataformas digitales deberán informar los usos de los datos de los usuarios, porque los recolectan y permitir eliminarlos definitivamente o bloquear la información que el usuario considere.  Es una revolución silenciosa, cambiando la forma de interactuar con Internet a nivel mundial y brindando la posibilidad a los usuarios de controlar su identidad digital. La ciudad inteligente brinda esto y mucho más.

La identidad digital es el registro de los datos de navegación y uso que quedan distribuidos en los medio digitales que un usuario visita o consulta, no solamente presentes en internet sino también en espacios como bases de datos privadas en bancos, gobierno o registradurías nacionales.  Éstos guardan huellas de navegación, ubicación espacio-temporal, intereses y gustos para formar perfiles completos de ellos y estimar las necesidades de los usuarios para suplirlas (en su gran mayoría cobrando).

La identidad digital de un usuario es un activo importante para gobiernos y empresas.  Las entidades públicas toman la información y la comparten para aumentar la efectividad de sus procesos, disminuyendo tiempos en trámites y cruzando datos de interés para cada entidad implicada, así pues, en un trámite notarial toma relevancia la información de identificación, financiera, social o algún otra según el trámite.  A nivel empresarial es importante la identidad digital para obtener el perfil de necesidades del cliente y satisfacerlas cobrando por este servicio, mientras más información se tenga de un usuario es más fácil venderle un producto, como ejemplo Google obtiene una ganancia de 192 millones de dólares al día por cuestiones de publicidad, es decir, creando perfiles de usuarios para vender publicidad.

En sitios del mundo se han creado o se están creando carpetas ciudadanas, son espacios que permiten el almacenamiento y conservación de mensajes de datos en la nube para personas naturales o jurídicas donde se puedan custodiar y compartir de manera fiable la información generada en su relación con el Estado a nivel de trámites y servicios.

Actualmente la identidad digital está distribuida a lo largo de sistemas de almacenamiento donde el usuario final no tiene conocimiento de qué información se posee, ni interés en saberlo; generalmente se piden permisos de acceso a datos una vez, pero no se registra cada que se accede a ellos.  En una aplicación de un móvil se solicita acceso a información como localización, fotos, contactos, entre otros, los movimientos, acciones, registros y cualquier actividad es grabada y guardada. ¿De qué forma podría un usuario controlar su identidad digital y beneficiarse de ella en una ciudad?

Estonia tiene implementado el más eficiente sistema de identificación digital a nivel mundial y provee acceso a servicios electrónicos gubernamentales, como acceso a asistencia médica, sistema financiero, firma digital, voto electrónico, pago de impuestos, entre otros.  Consiste en una tarjeta de identificación con un chip que permite una encriptación avanzada, unida a un móvil para poder usarlo como punto de acceso a estos servicios de forma inteligente. Este es un paso adicional en que los usuarios son conscientes de su identidad digital y para qué sirve en una ciudad, pero ¿De qué forma podrían ser dueños del valor que se genere con su información?

Las cadenas de bloques (Blockchain) tienen cuatro características principales:  Seguridad, Trazabilidad, Integridad y Confianza que brindan herramientas para almacenar información,  proporcionando la capacidad de que cada miembro o usuario por cadena de bloques sepa en tiempo real quién solicita acceso a su información, con qué fin y pueda ser recompensado si se genera algún valor de ésta, así pues un usuario podría brindarle acceso de localización a una empresa como UBER cuando va a realizar un viaje, pero no hacerlo luego de que el trayecto ha terminado.  Se pueden tener diferentes tipos de perfiles de usuario y cada uno ser privado; puede no interesarle a un cliente que un banco tenga acceso a información privada o que sus amigos en redes sociales tengan acceso a información de identificación gubernamental, o decidir en qué ocasiones el gobierno tiene acceso a su información financiera.

La información digital es un activo valioso, en la actualidad es explotado por empresas agrupadoras de usuarios cuyo modelo de negocio es conglomerar y vender datos extrayendo la máxima cantidad de información al respecto, generalmente sin brindarle una ganancia al usuario que brinda sus datos.  En la ciudad inteligente el usuario es el dueño de los datos que crea, es él que decide la entidad o empresa los maneja y el uso de los mismos; valída la cantidad de información a la que tiene acceso y decide la forma de capitalizar los datos.

Así pues la ciudad es parte integral de la identidad digital, definiendo interacciones sociales entre sus miembros, con las que el contexto decide qué información es relevante.  La ciudad inteligente da el control de los datos al individuo y la forma de verse beneficiado de la capitalización de estos.

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