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Cinco grandes mentiras de la industria de Internet del 2014

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No es un secreto que hoy Internet se ha convertido en la plataforma de espionaje de los gobiernos y la propaganda de las compañías multinacionales, sin embargo, esta industria asegura que la Red “sigue siendo un espacio libre y descentralizado”.

La revista de tecnología ‘The Kernel‘, ha recopilado las cinco mentiras que las corporaciones interesadas meten en las cabezas de los internautas.

El anonimato es sin duda la mentira más grande de Internet y así se ha revelado últimamente. De acuerdo con la revista, las aplicaciones de mensajería más populares de la Red están monitoreadas por las agencias de inteligencia.

La información está segura en la nube. La reciente filtración de las imágenes íntimas de las celebridades estadounidenses ha demostrado que cualquier información almacenada en la nube está disponible para cualquiera que tenga conocimientos de programación informática. Pese a las afirmaciones de numerosas aplicaciones y de las páginas web de que allí sus datos personales estarán a salvo, eso parecen solo promesas.

Internet no discrimina a las minorías. Las compañías de Internet declaran públicamente que no dividen a sus usuarios en minorías. Sin embargo, según aseguran los periodistas de ‘The Kernel’, la Red está dominada por los “hombres blancos” que relegan a las mujeres y minorías raciales.

Las redes no experimentan con sus usuarios. Hace un tiempo Facebook ha empeñado su reputación con los rumores sobre los experimentos conductuales y emocionales con sus usuarios para ajustar la red social de acuerdo con sus objetivos. Los rumores han sido demostrados este año. La revista señala que también se ha comprobado que otras compañías, como por ejemplo la página turística TripAdvisor, realizan experimentos parecidos.

No existe una burbuja financiera. De acuerdo con la revista, la adquisición de WhatsApp por Facebook por casi 22.000 millones de dólares es una de las señales claras del “mercado burbuja” que pronto estallará, porque demuestra la sobrevaloración de las aplicaciones sociales.

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