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El mundo celebra el Día del Boicot contra McDonald’s

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Con motivo de esta fecha, un grupo de activistas recorrerá este miércoles varias escuelas de la ciudad de Los Teques, la capital del estado venezolano de Miranda, presentando un video sobre las amenazas que representa la comida basura. El jueves habrá talleres sobre nutrición y el viernes se realizará la actividad ‘Arepazo contra McDonald’s’. Según los promotores de la idea, entregarán arepas (un plato nacional hecho de masa de maíz molido o de harina de maíz precocida) a todos los transeúntes con el único fin de exaltar las virtudes de la comida típica venezolana y mostrar su superioridad sobre la comida chatarra.

Uruguay también contribuye. El pasado 12 de octubre en Montevideo se inauguró el primer “McDonald’s al revés”, tal y como lo definió el presidente del país, José Mujica. Se trata del primer restaurante que promoverá la mejor carne certificada en el marco del emprendimiento Uruguay Natural bajo la franquicia del Instituto Nacional de Carnes de Uruguay (INAC).

La historia del Día Internacional Anti McDonald’s se remonta a la década de 1980. London Greenpeace, un grupo de activistas ecologistas que no tienen relación alguna con la entidad internacional del mismo nombre, protagonizaron la organización de la ‘fiesta’ no solo con el objetivo de denunciar una comida chatarra que daña la salud humana, sino también con el de condenar a la empresa por los daños medioambientales y sociales que causa.

En 1990, los activistas del grupo salieron a las calles de la capital británica distribuyendo panfletos titulados ‘¿Qué tiene de malo McDonald’s?’. La corporación exigió disculpas y cuando dos personas rechazaron ofrecerlas, llevó el caso ante los tribunales. Durante el proceso civil más largo en la historia legal moderna del Reino Unido, la defensa logró probar algunos de los postulados de los panfletos con evidencias, como la crueldad contra los animales, los salarios bajos y el abuso infantil a través de la publicidad.

Los ecologistas de todo el mundo condenan a McDonald’s por usar ternera criada en granjas ubicadas en lugares que antes ocupaban bosques tropicales. En otras palabras, la acusan de deforestar miles de hectáreas de la Amazonía anualmente e impedir su regeneración, de desplazar a pueblos indígenas y de destruir especies. Le reprochan también la práctica de una agricultura intensiva basada en el uso de productos químicos.

Denuncian, además, la crueldad de su trato a los animales debido al tipo de ganadería que practica. Argumentan que la carne que la empresa usa proviene principalmente de vacas y pollos criados en granjas intensivas, en las que los animales carecen de acceso al aire libre y a la luz del sol y tampoco tienen la mínima libertad de movimiento.

A McDonald’s le relacionan también con la explotación de sus empleados: explotación de adolescentes, plantillas demasiado reducidas para la cantidad de trabajo que hay y salarios bajos. En 2001, la empresa tuvo que pagar una multa de 12.400 libras (unos 20.000 dólares) por contratar ilegalmente a niños y hacerles trabajar excesivamente en uno de sus restaurantes de Londres. En 2007, pagó unos 7.600 dólares estadounidenses de multa por cinco cargos relacionados con la contratación de adolescentes menores a 15 años de edad para uno de sus locales en la ciudad australiana de Perth.

Los que se oponen a una dieta estilo McDonald’s, Burger King, KFC y demás, insisten en que la comida promovida como “nutritiva” en realidad contiene demasiada grasa, azúcar y sal, es extremadamente baja en fibra y vitaminas y lleva aditivos químicos. Aparte, dudan de la calidad de los ingredientes naturales. Acentúan que la combinación de estos factores puede causar obesidad, trastornos cardíacos, cáncer, diabetes y otras afecciones en los consumidores. Por poner un ejemplo, a McDonald’s le responsabilizan de una epidemia de envenenamiento por alimentos en el Reino Unido en 1991, cuando un gran número de los clientes de la cadena estadounidense denunciaron daños renales graves.