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Fiscal italiano coordinador del grupo especializado anti-terrorismo: espiar a millones de personas es inútil

Por Carlos Castillo para Manzana Mecánica

L’Espresso publica una entrevista con el fiscal público italiano Armando Spataro, magistrado adjunto al tribunal de Milán y coordinador del grupo especializado anti-terrorismo.

Spataro estuvo a cargo de la investigación por el caso de Abu Omar, Imam de Milán que fue secuestrado en Milán en el 2003 por la CIA y el servicio de inteligencia italiano y llevado ilegalmente a Egipto, donde fue torturado y estuvo detenido ilegalmente 4 años.

Esta semana se reveló que la NSA (Agencia Nacional de Espionaje, EEUU), rutinariamente registra datos de millones de llamadas telefónicas en Italia. Su reacción, como experto en terrorismo, es muy interesante:


L’Espresso: Pareciera ser que la NSA estaba usando su embajada en Roma y su consulado en Milan como oficinas de espionaje electrónico: ¿pueden los agentes estadounidenses invocar inmunidad diplomática?

 

Spataro: Hay varios aspectos de esa inmunidad: es muy amplia para el embajador pero más limitada para los oficiales consulares. En cualquier caso, ciertamente no le da a nadie permiso para cometer un crimen. Es la ley, las convenciones internacionales y las sentencias en el caso Abu Omar lo confirman.

L’Espresso: Incluso el presidente Obama ha justificado el espionaje sistemático de millones de teléfonos y computadores como una necesidad: revisar todo y a todos sería una necesidad para evitar ataques y garantizar la seguridad de los ciudadanos.

Spataro: Esta justificación no tiene absolutamente ninguna base, y lo digo como fiscal que siempre ha lidiado con el terrorismo. Los mejores investigadores italianos comparten esta opinón. pero no sólo los magistrados pero también los responsables por las unidades anti-terrorisma de la policía y los carabinieri, con quienes consulté antes de mi audiencia reciente frente al COPASIR (Comité Parlamentario de Control de Servicios de Información y Seguridad y de Secretos de Estado). Demasiados datos acumulados en forma caótica por categorías generales, como por ejemplo todos los contactos telefónicos, todos los e-mails, todas las transacciones bancarias de millones de personas, equivalen a ningún dato. Para descubrir una célula terrorista o una organización mafiosa, nuestra policía judicial, que tal vez es una de las mejores del mundo, utiliza por cierto investigaciones informáticas, pero a partir de elementos específicos de sospecha y explotando los datos que tienen que ver con sujetos, lugares y momentos determinados. Gestionar una miríada de informaciones sin filtros es contraproducente: se pierde tiempo y se diluyen los esfuerzos.