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La psicosis por la webcam aumenta con Blackshades

espionaje

Ayer saltaba la noticia de que el FBI en el conjunción con fuerzas de seguridad de todo el mundo detenía a más de 100 compradores, piratas informáticos y usuarios de una herramienta llamada Blackshades, con la que infectaron amás de medio millón de computadores a lo largo del globo con el consecuente robo de información financiera y personal y con la extorsión de las víctimas como resultado.

El problema de todo esto, aparte del lógico ataque a la intimidad de los usuarios afectados, ha sido que Blackshades se ha utilizado para tomar el control de la cámara web de los equipos infectados, capturar imágenes de los usuarios y extorsionar a los mismos para no utilizar estas imágenes, lo que ha desencadenado, a las pocas horas de conocerse la noticia, una creciente psicosis por el uso de la cámara web.

Seguro que todos conocemos al típico usuario que allá donde va tiene la cámara web integrada de su equipo tapada con un post-it bajo el pretexto de que cualquier atacante puede activarla sin que el usuario lo sepa, y lo cierto es que tras vez la operación a gran escala de Blackshades tenía razón.

En un mundo global en el que estamos expuestos al contenido que nosotros controlamos y subimos a la red y redes sociales, es muy sencillo extorsionar a alguien con contenido que el usuario no quiere subir a la red y que se ha tomado de su intimidad haciendo usos de su cámara web de forma fraudulenta.

Si algo ha demostrado el ya extinto software Blackshades es que la nueva tendencia de los cibercriminales es atacar al propio usuario burlando la intimidad de su máquina con herramientas muy fáciles de usar que se pueden comprar y desplegar sin mucha habilidad. Parece que tanto el usuario como las fuerzas de seguridad están poniendo el foco en este tipo de herramientas, pero aún así, queda mucho por hacer.