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¿Nuestras redes sociales son burbujas ideológicas?

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La hipersegmentación en redes lleva a las personas a ver solo opiniones similares a las propias.

Aunque internet nació como una promesa social para el desarrollo de las comunidades, el acceso al conocimiento y la diversidad y el respeto, existen algunas ‘grietas’ alrededor de su éxito que pueden impactar negativamente a la sociedad. El contenido falso, la exposición de los niños a la violencia o difusión de ideologías racistas o discriminatorias son cada vez más comunes.

En 2015, Eytan Bakshy, Solomon Messing y Lada Adamic, científicos sociales de Facebook, hicieron una investigación sobre la exposición de los usuarios de esa red social a contenidos noticiosos y de opinión con diversidad ideológica.

El estudio, publicado en la revista ‘Science’, encontró que quienes se identifican como ‘progresistas’ consultan enlaces que desafían su forma de pensar solamente en un 22 %. El bajo porcentaje de diversidad se debía tanto del algoritmo de la red social, que influyó aproximadamente en un 3 %, como a la elección de las amistades, con un peso del 13 %.

Sin embargo, la existencia de las ‘eco-cámaras’ o ‘cajas de resonancia’ se viene discutiendo en la sociología y en la ciencia de la comunicación desde los años 40, con teóricos como Paul Felix Lazarsfeld, Bernard Berelson y Elihu Katz.

Así lo indica Gabriel Gómez, comunicador social investigador de medios de comunicación y redes sociales. Él asegura que las burbujas ideológicas son, ante todo, humanas: “Las redes sociales análogas, como los círculos de amigos, reflejan afinidades en ideas, contextos y edades. Difícilmente unos mejores amigos lo serían si uno de ellos rechazara por completo la forma de vida del otro”.

El problema en lo digital es el alcance masivo de las plataformas, porque una gran cantidad de usuarios accede en su gran mayoría a contenidos afines a su forma de ser o a lo que los algoritmos de las plataformas reconocen que les agrada.

“Con lo digital, el fenómeno se acelera y se vuelve más fuerte. Lo preocupante es el alcance y la penetración que tienen las plataformas como las redes sociales digitales y en momentos de polarización, como en el que vivimos, las consecuencias son muy peligrosas para la vida democrática”, dijo el investigador.

La preocupación principal de los expertos está en la reproducción de estereotipos y la radicalización del pensamiento, sobre todo por la confianza que las personas depositan en las redes sociales. En Colombia, de acuerdo con la Primera Gran Encuesta TIC 2017, un 66 por ciento se informa utilizando internet.

Para Konstantinos Komaitis, director de políticas y desarrollo de la Internet Society, una organización global creada por los mismos padres de la red, las burbujas ideológicas son una preocupación real, pues los algoritmos de las plataformas sociales pueden fallar y al final es la ciudadanía la que no está informada porque solo consumen lo que sale allí.

Aunque Komaitis aclara que las redes sociales no facilitan el extremismo como tal, afirma que “es un hecho que estas plataformas son usadas para comportamientos violentos y discriminatorios. Y aunque las redes utilizan sus mecanismos para evitar que esos contenidos permanezcan en línea, a veces el volumen es demasiado”.

Por su parte, Pablo Aguirre, antropólogo de la Universidad del Externado, explica que las redes sociales permiten “usar a la gente como ‘idiota útil’”.

“Los usuarios tienen una red social con un fin, pero como pocos leen, pocos contrastan la información y usualmente se quedan solo con lo que encuentran en internet. Es decir, crean cuentas para fabricar y consumir su propio discurso ideológico”, aseguró.

La hipersegmentación es el resultado de variables como la publicidad, las amistades y los contenidos orgánicos que se alinean con los intereses del usuario. Como resultado, los usuarios, a escala masiva, se ‘encapsulan’ y poco intercambian con posturas divergentes, lo que para Aguirre termina por “empobrecer el debate, la investigación y la cultura”.

Para Gómez, la polarización y las cámaras de eco vuelven imposible la discusión amable: “Hay partidos políticos populistas que se basan en dividir a la población entre buenos y malos, entre oligarquía y pueblo, e incluso entre cristianos y no cristianos. Todo eso es material de las redes sociales, pero el impacto en la democracia es que algunas ideas muy simples, como que estamos siendo atacados por un único enemigo interno, terminan movilizando a una gran cantidad de personas por medidas que pueden estar en contra de los derechos humanos”.

Según el investigador, a ese clima se le suma la existencia de plataformas que producen contenidos falsos y tienen una clara intención de manipular la opinión pública. “Como un usuario confía que la red da una información diaria de referencia, eso termina siendo fatal pues puede pensar que todo el mundo gira alrededor de sus propias ideas. La responsabilidad de las plataformas es total, porque no por su culpa, pero se han convertido en la información básica de referencia”.

Pero cabe aclarar que los expertos concuerdan en que los usuarios tienen parte de la responsabilidad. En palabras de Komaitis, el usuario final “también es responsable de salir de su burbuja, buscar información, verificar, contrastar y discutir los temas con otras personas”.

LINDA PATIÑO
En Twitter: @LinndaPC

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