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Sobre el reconocimiento facial: ¿Anteponemos seguridad o privacidad?

 

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Es curioso cómo a lo largo del tiempo, de tanto dedicarse a esto, empiezas a no tener del todo claro qué podemos considerar positivo de lo que podemos considerar algo negativo. Que conforme más sabes sobre un tema, más te das cuenta de lo poco que sabes sobre él :).

El caso es que hace unas horas, Facebook anunciaba que empezaría a aplicar por defecto sus sistemas de inteligencia artificial para reconocer a usuarios en fotografías subidas por otros sin que éstos los hayan proactivamente etiquetado.

En el anuncio, titulado muy acertadamente Managing Your Idtentiy On Facebook with Face Recognition Technology” (EN), explican el funcionamiento (el usuario recibirá una notificación para que esté al tanto, al igual que suele ocurrir cuando nos etiqueta un amigo) y las posibles casuísticas que nos podemos encontrar según los controles de seguridad y privacidad que el usuario tenga habilitados (como en mi caso, que tengo por defecto forzado el tener que aceptar el etiquetado antes de que aparezca, seguirá funcionado de esta manera en el etiquetado automático).

En el siguiente vídeo puede ver algunos ejemplos:

Ver en Facebook (EN)

La cuestión es que esto mismo ya lo comentamos hace muuuuchos años. Concretamente el 22 de septiembre del 2012, que ya ha llovido. Y revisando mis apuntes del día, claramente estaba en contra de la medida.

Es más, en Canadá y en Europa estamos desde entonces en contra de ello, ya que, tribunales por el medio, hemos conseguido parar esta “feature”, que por supuesto no llegará a nuestras costas y sí al resto del mundo.

Y me parafraseo, por si le da vagancia entrar en el enlace:

Afortunadamente, la presión ejercida por la UE finalizó en el día de ayer, cuando Facebook se vio obligado a desactivar el reconocimiento facial a todos aquellos usuarios de europa (EN) a los que se lo había activado sin consentimiento.

Es una gran noticia para los usuarios de internet y su derecho a la privacidad y el tratamiento de datos, algo que parecer que poco a poco vamos perdiendoEl marco legal estadounidense es más permisible con las grandes compañías, y vulnera gravemente la libertad del usuario, algo que aprovechan los gigantes para obtener de forma ilícita más y más información nuestra. Por una vez, se ha aplicado la ley según el marco legal del usuario, y no del de la compañía (me parece absurdo que me apliquen la legislación de EEUU estando yo en Europa).

El problema, como decía, viene de cuando uno lleva ya demasiado tiempo en esto, y le empieza a costar saber si debemos anteponer la seguridad a la privacidad de nuestros datos. Me explico.

¿Seguridad o privacidad?

Por un lado la medida tiene dos objetivos claros:

  • Facilitarle (más) la vida a los usuarios: Presuponiendo que esa IA sea cada vez más óptima, llegará el día en el que simplemente subiremos una foto y automáticamente el sistema nos etiquete. Se ganan unos segundos (o hasta unos minutos, que si usted es como un servidor y le cuesta retener nombres…) y todos contentos.
  • Crear más interacciones: Del lado del negocio, mientras mejor funcione la plataforma más tiempo presumiblemente dedicaremos a ella. Ergo, más $$$. Y para colmo, como Facebook es una compañía que vive de los datos, mayor interconexión entre perfiles significa mayor número de metadatos, ergo mayores posibilidades de monetizar nuestras relaciones, ergo… $$$. No sé si me explico… :D.

Estamos por tanto ante una maquiavélica corporación abusando aún más del pobre usuario, traficando con sus datos, y ansiosa de obtener más y más control de los mismos a base de ofrecernos un servicio “gratuito” (la moneda somos nosotros) que no tiene competencia en el mercado. Y para colmo, con algo tan nuestro como es la propia imagen biométrica. ¡No te lo perdonaré jamás, Facebook!

Pero démosle una vuelta a las tornas, e imaginemos que, de pronto, Facebook se ha vuelto la plataforma social por defecto de buena parte de la sociedad. No voy a entrar en si esto es bueno o malo (claramente hubiera preferido que algo como Diaspora, descentralizado, ocupara el trono, pero ya sabemos que el tema de la descentralización, al menos hasta el momento, es de puro nicho), sino solo voy a constatar un hecho.

E imaginemos que, de pronto, a un servidor, que le interesará saber si alguien sube una foto suya, descubre que existe un servicio que la propia herramienta ofrece para descubrir ese contenido, pero que por razones legales no está disponible en mi país. Un contenido en el que aparezco, y el cual yo no he subido. Que depende además de la buena praxis de quien lo haya subido a la hora de etiquetarme. Un contenido mío, a fin de cuentas, que no controlo, con todo lo que ello supone.

¿Empieza a ver por dónde van los tiros?

Lo que ha conseguido en este caso Canadá y la Unión Europea prohibiendo la llegada de esta funcionalidad es anteponer una cuestión de privacidad del usuario en detrimento de la seguridad de su imagen personal.

Que los sistemas maquiavélicos de Facebook no van a poder traficar automáticamente con esta ínfima parte de contenido referente a nuestra persona y a las relaciones que tenemos con algunos de los usuarios de la plataforma. Pero además, evita de paso que el sistema nos alerte cuando alguien está utilizando nuestra imagen sin nuestro permiso.

Y no es que ese contenido no vaya a ser visible. La fotografía la verán todos los que tengan acceso a ella. Simplemente nosotros no nos daremos cuenta de que existe a no ser que alguien de los que la ha visto nos alerte de ello.

De ahí la lucha mental que mantengo a diario con mis diferentes YOs. Un recordatorio de que legislar no es tan sencillo como quedarse con la postura más inmediata. Y esto es solo la puntita del iceberg, oiga, que seguro que dentro de unos años volveré a revisar esta pieza y me joderá haber obviado este otro punto de vista.

Créame cuando le digo que no le gustaría estar en mi cabeza :).

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