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Aclarando dudas y malos entendidos sobre el TPP – Derechos Digitales

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Uno de los grandes problemas que tiene el TPP es que es muy complicado de explicar.  Con algo así como seis mil quinientas páginas de árido lenguaje técnico, es muy difícil poder contarle a una persona sin conocimientos específicos sobre las numerosas materias que el acuerdo engloba, de qué trata realmente.

En agosto de 2015, cuando los textos de la negociación todavía eran secretos y sujetos a cambio, el equipo del diputado Giorgio Jackson lanzó un video titulado #LasPapasDecimosNoAlTPP, que intentaba explicar de forma didáctica algunas de las críticas más comunes al tratado.

Más de seis meses después, El Mostrador publica una columna titulada “Giorgio Jackson, el TPP y Jennifer Lawrence”, donde Fernando Claro reclama que vio el video y no entendió nada. Después de verlo, el ciudadano común queda más confundido y, desgraciadamente, mal informado”, dice.

Es difícil saber si efectivamente el “ciudadano común” queda más confundido después de ver el video, pero lo mal informado que está el autor es evidente. Sin tener nosotros ninguna participación en la producción del video realizado por el equipo del diputado Jackson, creemos que la columna ofrece una oportunidad para aclarar algunos puntos que consideramos importantes. Por eso este texto.

1.- Lo primero: La mención a Jennifer Lawrence en el título es gratuita y es solo para atraer clics, porque se le nombra al paso para ejemplificar algo de forma equivocada.

Dice la columna:

De partida, dicen que el monopolio de quien inventa un remedio –como el sofisticado trapeador de Jennifer Lawrence en la recién estrenada película Joy– pasará de durar 5 años, a 12 años, lo que, según la información de Cancillería, no es así. El capítulo de propiedad intelectual dice claramente que este durará 5 y no los 12 años que Giorgio nos informa –alguno de los dos nos estaría “desinformando” entonces.

No hemos visto la película citada, pero los trapeadores y las medicinas no son lo mismo: los medicamentos salvan vidas, los trapeadores no. A diferencia de los trapeadores, la discusión respecto a las patentes y los plazos exclusivos de producción de un fármaco tienen alta relevancia social, puesto que al expirar permiten que otros laboratorios puedan producir versiones genéricas, los costos bajan y más personas pueden acceder a ellos.

Lo que está en disputa en el TPP se refiere a los llamados “medicamentos biológicos”, que no siempre son patentables. A pesar de ello, el Tratado Transpacífico impone restricciones en la producción de estos medicamentos por un total de ocho años: cinco años para los datos de pruebas clínicas y 3 años de “otras medidas complementarias”.

Cuando Direcon y el Gobierno dicen entonces que el TPP nos deja igual a cómo estábamos, porque se mantienen los cinco años de exclusividad para los datos de pruebas clínicas, omiten esos tres años extra. Entonces, sí, es verdad: hay alguien que está desinformando, Cancillería.

Y si el video del diputado Jackson decía doce años, es simplemente porque en agosto de 2015 las negociaciones todavía no concluían y esa era una posibilidad real.

2.- Derechos de autor, usos no comerciales y libertad de expresión.

También, dice la animación, el TPP restringirá nuestro acceso “al uso no comercial de diferentes contenidos” –usando la retórica frase “uso no comercial”, como si fuese “uso desinteresado, sagrado y por el bien de todos”–. Giorgio, sin embargo, no explica por qué esto sería malo. Desde mi perspectiva, de hecho, es bueno.

El único objetivo del derecho de autor es promover la producción de obras; para ello le otorga al creador de la obra la posibilidad de explotarla de forma exclusiva por un plazo determinado. Los creadores no tienen derechos de explotación naturales sobre la obra; concluido el plazo, esta pasa a formar parte del dominio público y todos pueden hacer con ella lo que les plazca.

El desafío del derecho de autor es balancear dos intereses legítimos: el del creador  y el del resto de la comunidad, que tiene garantizado el derecho fundamental a participar de la vida cultural. Cuando el derecho de autor protege muy celosamente los intereses de los creadores, pone trabas al derecho del resto de la comunidad a la cultura y, a la larga, impide el florecimiento de nuevas obras y nuevas formas de creación. Para balancear estos derechos hay distintas formulas, como las excepciones al derecho de autor o el interesante Fair Use estadounidense.

Los usos no comerciales a los que hace alusión el video abarcan practicas como la posibilidad de que los profesores ocupen material en el aula de clases, que las bibliotecas puedan traducir contenido para personas ciegas o sordas y el uso de contenido para satirizar y criticar –formas de discurso protegidas por el derecho a la libertad de expresión.

Esto último es particularmente importante: una de las grandes amenazas del TPP en materia de internet y propiedad intelectual es que impone un sistema donde basta una notificación privada para dar de baja contenidos infractores. El problema es que un sistema así de laxo, donde no se requiere la intervención del Poder Judicial, es fácilmente corruptible, eliminando contenidos legítimos –como ha ocurrido muchas veces en Estados Unidos, que poseen un sistema similar- y sirviendo como arma para la censura, como ha ocurrido repetidamente en Ecuador.

Es cierto: el TPP contempla un pie de página donde se plantea la posibilidad de que países utilicen otros mecanismos para este efecto. Se ha entendido que esta mención es para Chile, donde las baja de contenidos solo puede realizarse mediante una orden judicial. Pero esta es una pelea que –eventualmente- tendrá que darse durante la implementación del tratado. Y será una pelea dura, pues a Estados Unidos no le gusta el sistema chileno, mensaje que ha hecho sentir varias veces incluyendo al país en el Informe 301 de la USTR.

3.- Conflictos entre empresas y estados.

Luego, el video “salta” a un capítulo en donde se refieren a lo catastrófico que sería que diferentes empresas puedan demandar a los Estados. ¡Obvio que lo pueden hacer! ¡Pero es obvio que las empresas van a perder!

El ejemplo clásico acá es el de las tabacaleras: Phillip Morris demandó a Noruega, Uruguay y Australia cuando estos países pasaron leyes de salud pública respecto al consumo del tabaco, porque afectaban sus intereses económicos. Tan aberrante es este ejemplo, que el TPP hizo una aclaración expresa de que las tabacaleras no pueden demandar. Pero eso no incluye a las mineras, la industrias químicas las pesqueras u otras que eventualmente podrían ver sus intereses mermados por legislaciones que busquen garantizar el bienestar de la población.

Esta posibilidad podría conllevar un “efecto paralizante”, donde los legisladores y Estados evitan ciertos temas por temor a ser demandados por una gran compañía y perder.

Por otro lado,  el autor asume que las empresas van a perder. En el último reportede la Unión Europea al respecto, las empresas ganaron el 25% de los casos.

4.- Reclamos finales

“El video deja mucho que desear, y refleja lo peor de la política (…) Quizás podrían aprovechar los acuerdos comerciales que hoy ya existen y, gracias a que no existen aranceles, se compren producto barato y vayan al cine a ver la recién estrenada Joy. Buena película de mejor actuación de Jennifer Lawrence”.

La columna deja mucho que desear. Quizás si el autor viera menos películas y se hubiese informado un poco más podría haberlo hecho mejor.

Y ojo, que Chile – una de las economías más abierta del mundo- tiene las entradas al cine más caras de la región.

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