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De derechos digitales y de la verdad sobre lo que realmente poseemos (Parte 1) – unocero

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En el 2012, en el Reino Unido, una mujer que tenía su cuenta en Amazon y que había adquirido algunos libros electrónicos, perdió el acceso a todos ellos sin mayores explicaciones. Esta persona, recibió un mensaje de correo electrónico de alguien llamado Michael Murphy, representante de las relaciones con los clientes en Amazon.co.uk, en donde se le informaba que su cuenta había sido borrada porque se le relacionaba con otra cuenta, la cual había sido borrada por abusar de las políticas de Amazon. Más allá de ese aviso no había ninguna explicación adicional.
Las condiciones de uso de Amazon, sí, ese rollo interminable de términos legaloides y que nadie lee, le da derecho casi de un dios a Amazon para negar el servicio, terminar las cuentas, borrar o editar contenidos o cancelar órdenes a su discreción. Linn, la víctima de Amazon en este caso, le pidió más datos a Murphy, pero la respuesta fue casi cifrada y no dijo nada nuevo finalmente. Le informaban algo como esto: “Aunque no podemos darle detalles sobre cómo ligamos las cuentas, sepa que hemos revisado la suya con base en la información dada y lamentablemente le informamos que esa cuenta no será reabierta”.

Para decirlo en pocas palabras, la cuenta de Linn se habría borrado para siempre, sin siquiera saber las razones por las cuales Amazon actuó así. Y más allá de no dejarla entrar a la gran tienda que es Amazon, se le revocó el acceso a los libros en su cuenta en Kindle. Recordemos que es una ilusión esa idea de estar comprando libros electrónicos en la tienda Kindle. De hecho, ningún libro les pertenece aunque hayan gastado cientos o miles de pesos en libros en Amazon. Gracias a los DRM Amazon puede quitarle sus compras cuando se le antoje.

Se le preguntó a Amazon cómo era posible que a un cliente de su tienda le quitaran sus libros, sus derechos a comprar, etcétera. La empresa respondió parcialmente:

“Queremos dejar en claro nuestra política en este tema. El estado de las cuentas no debería afectar la capacidad de ningún usuario a acceder su biblioteca. Si cualquier cliente tiene problemas accediendo a su contenido, debería contactar el soporte al cliente para ser ayudado. Gracias por su interés en Kindle”.

Pero este asunto abre -una vez más- la discusión sobre los DRM, de las obras. De acuerdo a la Wikipedia, “Digital Rights Management (DRM, traducido como gestión digital de derechos o gestión de derechos digitales) es un término genérico que se refiere a las tecnologías de control de acceso usadas por editoriales y titulares de derechos de autor para limitar el uso de medios o dispositivos digitales”. Y esto en palabras simples es la restricción tecnológica para proteger los derechos de los creadores de contenidos, evitando la duplicación ilegal de los mismos. De hecho, el término DRM para muchos es un sistema de protección contra copia, lo cual por una parte, viola los derechos de los consumidores que deberían poder sacar copias de respaldo para proteger su inversión digital. Esto es su derecho.

De hecho, Amazon ha trabajado muy fuerte desde que salió Kindle, para hacer redituable el negocio de los libros electrónicos. Y aunque su sistema no es inviolable (ninguno lo es), hace que para la mayoría de los clientes tengan que depender de las políticas de la empresa para así acceder a los contenidos que compran. Claramente estamos en un punto donde ya lo que compramos no es nuestro. Vamos, nos dan el derecho de usarlo y ya, pero además, de forma restringida.

Referencias: GizmodoWikipedia (DRM)