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Demasiadas redes sociales pueden ser dañinas, pero no son adictivas como las drogas

por Bev John y Martin Graff

Si pasa horas del día en su teléfono revisando las redes sociales, no es inusual. El usuario promedio de Internet pasa dos horas al día en varios sitios de redes sociales. Pero, ¿su hábito de revisar Facebook, Instagram, Twitter y TikTok cada pocas horas lo convierte en un “adicto” a las redes sociales?

El término “adicción a las redes sociales” se utiliza cada vez más para describir a las personas que pasan mucho tiempo en estos sitios web y aplicaciones. Hacerlo puede ser perjudicial para las personas de diversas formas, provocando baja autoestima, mal sueño y aumento del estrés.

El enfoque principal al considerar la adicción a sustancias tiende a estar en tres elementos clave: compulsión (o pérdida de control), tolerancia (necesidad de aumentar la cantidad para lograr el mismo efecto) y abstinencia (efectos secundarios desagradables cuando se detiene el uso). Otros factores a considerar se relacionan con el deseo, la preocupación y el uso continuo a pesar de que causa problemas obvios. Es fácil ver cómo se aplican estos factores a las drogas, pero ¿qué pasa con las compras, los juegos de azar o, de hecho, el uso de las redes sociales?

El creciente interés en estas y otras “adicciones” conductuales, como los juegos, el sexo o Internet, ha dado como resultado la ampliación de las definiciones de lo que es la adicción. Los psicólogos hablan de apetitos excesivos y poderosos impulsos de motivación para participar en comportamientos particulares que tienen el poder de causar un daño considerable no intencionado.

Como investigadores en redes sociales y adicción, hemos pasado los últimos 25 años comprendiendo diferentes tipos de adicción. Nuestra investigación nos dice que la adicción a las redes sociales no es lo mismo que una adicción a sustancias, como el alcohol y otras drogas.

Uso de redes sociales

Ciertamente, demasiadas redes sociales pueden ser perjudiciales. Una característica importante de las redes sociales es que permite a los usuarios cierto control sobre cómo se presentan a los demás. Las personas pueden editar su apariencia en línea y, a veces, presentarse de manera inexacta mientras buscan la validación de otros.

Esto puede causar todo tipo de daños. En un estudio realizado en 2019, descubrimos que cuando las usuarias miraban las plataformas durante aproximadamente una hora y media al día, esto se relacionaba con un mayor deseo de ser delgadas, una mayor conciencia de cómo creen que otras personas las juzgan y la motivación para ejercicio con el propósito de perder peso.

Y en 2016, investigamos las formas en que las personas buscan validación en las redes sociales. Observamos la frecuencia con la que las personas manipulan las publicaciones para aumentar la cantidad de me gusta recibidos, usan las redes sociales para estimular el ánimo o publican a ciegas sobre temas con los que no necesariamente estaban de acuerdo.

Descubrimos que cuando este tipo de comportamiento en línea aumentaba, la autoestima disminuía. Pero nuestros hallazgos no necesariamente mostraron una compulsión por usar las redes sociales, algo clave para convertirlo en una adicción. Otros factores sociales, como el miedo a perderse algo y los rasgos narcisistas de la personalidad, pueden llevar la necesidad de usar las redes sociales a un grado poco saludable.

Adicción a las redes sociales

En 2020, realizamos un estudio sobre el juego nocivo (apuestas) que podría ayudar a responder la pregunta de si la adicción a las redes sociales es real.

Descubrimos que los rápidos avances tecnológicos en la facilidad y velocidad de acceso de las aplicaciones para teléfonos y tabletas están dando lugar a mayores niveles de daño por juego. Procesos psicológicos similares pueden estar funcionando en las plataformas de redes sociales, donde se amplifica la necesidad de validación, ansia y verificación de me gusta.

Las explicaciones conductuales de cómo se desarrollan las adicciones enfatizan el poder del refuerzo. Los productos de juego a menudo utilizan la forma más poderosa de refuerzo: pagos aleatorios. Esto, nuevamente, es potencialmente similar a la forma en que los usuarios reciben la validación en forma de “me gusta” en las redes sociales.

Un grupo de cinco personas tomando una selfie.
Hora de hacerse un selfie.

Hay quienes podrían argumentar que el uso excesivo crónico de las redes sociales puede verse como una adicción, pero actualmente la Asociación Estadounidense de Psiquiatría no lo reconoce como tal.

Existen importantes diferencias entre el uso excesivo de las redes sociales y las sustancias en términos de adicción. Por ejemplo, la abstinencia de este último suele ser físicamente desagradable y, a veces, peligrosa sin supervisión médica. Los usuarios a menudo sufren estigma, lo que puede ser un obstáculo para buscar ayuda. En comparación, aún no se ha establecido que haya efectos de abstinencia física cuando las personas dejan de usar las redes sociales.

Considerar el uso de las redes sociales más como un continuo de posibles daños podría permitir un mayor margen para mensajes adecuadamente dirigidos que podrían prevenir el desarrollo de problemas en primer lugar.

Claramente, hay elementos del uso de las redes sociales que resuenan con ciertas caracterizaciones de la adicción, como las nociones psicológicas de apetitos excesivos o motivaciones poderosas, y los mecanismos de plataforma incorporados de refuerzo a través de afirmaciones aleatorias o “me gusta”. También está claro que esto puede ser perjudicial en términos de impacto negativo en la autoestima y la imagen corporal de algunos usuarios.

Pero a pesar de estos factores, la pregunta más útil podría ser cómo crear un equilibrio saludable de interacción en nuestro mundo virtual y real.

Vale la pena recordar que las adicciones conductuales, como las de las sustancias, a menudo ocurren junto con otros problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión, lo que sugiere que la vulnerabilidad puede ser multifacética. Esto también puede ser cierto para el uso excesivo de las redes sociales.

Fuente: The Conversation US