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Dos estudiantes argentinos crearon una impresora 3D

Los estudiantes de ingeniería Jonas Sciangula Street y Federico Gon desarrollaron una impresora 3D con software y hardware libre con Arduino. De ahora en más esperan conseguir nuevos profesionales para trabajar, identificar necesidades y desarrollar piezas para ayudar a la sociedad.

Esta herramienta, basada en el proyecto de hardware libre reprap, puede ser modificada y personalizada según las preferencias del usuario. Del mismo modo, uno de sus creadores sostuvo que la mayoría de los componentes se consiguieron en el país y que actualmente existen limitaciones en cuanto a productos/materiales para imprimir, situación que pretende ser modificada en los próximos años.

¿Para qué sirven las impresoras 3D?

Aunque todavía queda mucho por descubrir, las impresoras 3D actualmente cumplen un rol fundamental en el diseño industrial y en la realización de prototipos de manera rápida, y modelajes.

 

Además, sus costos de operación y mantenimiento son relativamente bajos, lo que las hace herramientas ideales para incluir en la educación. Pueden ser útiles para carreras tales como ingeniería, arqueología, arte, paleontología, medicina y arquitectura.

¿Cómo funcionan las impresoras 3D?

Para lograr una impresión 3D primero es necesario diseñar un prototipo en AutoCad, 3D Estudio o cualquier software de modelación 3D e indicarle a la impresora el modelo que se quiere imprimir. Posteriormente, esta máquina calienta una boquilla que derrite el plástico para que el pantógrafo con ejes x, y, z le dé forma a la figura.

Es preciso mencionar que la impresión puede demorar minutos u horas: todo depende de la complejidad y la dimensión del tamaño. Los plásticos utilizados para hacer funcionar la impresora 3D son ABS, Nylon, Policarbonato y Polietileno.

¿Qué rol cumplen las impresoras 3D en la educación?

Según el estudio NMC Horizon Report: 2014 Higher Education Edition sobre las tendencias educativas de los próximos años, las impresoras 3D comenzarán a ganar terreno en las instituciones educativas de todo el mundo. La Facultad de Miami y la Universidad de Wollongong son algunas de las instituciones que ya están disfrutando de los beneficios de tener una impresora 3D en sus instalaciones.

 

Estas impresoras podrían terminar con la monotonía del aprendizaje teórico, sumando nuevas experiencias prácticas y acercando los contenidos a los estudiantes.