Artículos

El derecho de autor no ha entendido que la pelea no es por el dinero, sino por la libertad – elespectador.com

El derecho de autor no ha entendido que la pelea no es por el dinero, sino por la libertad

Para el autor, las batallas de internet hoy están relacionadas con la neutralidad de la red y la privacidad.

Por: Rick Falkvinge *

A medida que muchas personas consumen música y video en servicios como Spotify, Pandora y Netflix, la utilización de torrents es un conflicto menos visible de lo que era hace 10 años. Pero hay peleas similares, con los mismos valores, que continúan bajo la forma de neutralidad de la red y privacidad: todo esto nunca giró alrededor del dinero.

En 2010, la industria de la tecnología en Suecia me concedió el premio de “persona del año”. Esto sucedió un año después de que lideré la entrada del Partido Pirata al Parlamento Europeo.

El motivo por el cual me dieron el premio fue porque, a través del trabajo constante, había logrado llevar temas importantes del mundo de la tecnología a la primera fila del establecimiento político.

Lo que decíamos en ese momento, son las mismas cosas que decimos ahora. La internet es la pieza de infraestructura más importante que tenemos. Más importante que la televisión por cable, que las carreteras, que la electricidad. Bueno, es posible que el agua potable y los servicios sanitarios sean las excepciones acá.

En aquel entonces decíamos, y aún decimos hoy en día, que es una locura, algo repulsivo incluso, permitir que una industria de caricatura (la industria del derecho de autor, principalmente liderada por Disney) regule la infraestructura de infraestructuras: permitir que esta industria desmantele el anonimato, el derecho a la correspondencia privada y muchas otras libertadesfundamentales simplemente porque todos están preocupados por sus ganancias. Hubo un cierto éxito en repeler las peores cosas de este escenario. No pudimos pasar a la ofensiva, pero sí salvaguardamos la libertad más importante.

Y, entonces, sucedió algo muy extraño e inesperado. Spotify llegó al escenario y alabó a The Pirate Bay por elevar las expectativas de los consumidores en lo que se refiere a un buen servicio y por limpiar el piso con los patrones de consumo de música que existían hasta el momento. Algo similar sucedió con Pandora. Los piratas solemos ser los primeros en adoptar nuevos servicios y este caso no fue la excepción: hoy soy el suscriptor pago número 110, entre millones que tiene este servicio. Como siempre se dijo, la pelea por la libertad nunca fue una batalla por el dinero.

En ese entonces, más personas comenzaron a optar por servicios de streaming como Netflix, demostrando así quenunca se trató del dinero, sino que el punto central siempre fue la libertad.

Después de esto, sucedió algo aún más inesperado. Los piratas comenzaron a pelear junto con la industria del derecho de autor en contra de los proveedores de servicio, en los pasillos en los que se hacen las políticas públicas. Más específicamente, los piratas estaban aliándose con Microsoft en contra de una serie de compañías arcaicas. En particular, la gente estaba peleando por la neutralidad de la red, algo por lo que también estaba batallando Microsoft (dueña de Skype) en contra de las divisiones móviles de compañías de comunicación que querían dejar por fuera a sus competidores del jardín amurallado imaginario que habían construido.

Claro, este escenario pareciera impensable si uno piensa que el fondo de la discusión era el dinero. Pero si usted entiende que siempre se trató de defender la libertad de expresión y el derecho a innovar, entonces este movimiento pareciera natural.

Hay cosas que nos parecen importantes: innovar sin pedir permiso, la correspondencia privada, la posibilidad de compartir y proteger el legado del conocimiento y la cultura. No nos interesan en lo más mínimo los monopolios de distribución obsoletos que existían antes de internet. Y este sentimiento se transforma en hostilidad cuando las industrias que se benefician de estos monopolios (no los titulares de derechos, sino los beneficiarios) aseguran tener vía libre para desmantelar las libertades por las que pelearon nuestros ancestros.

“¿Cómo van a pagarle a los artistas” es una pregunta poco interesante en una economía de mercado. La respuesta es simple: “vendiendo”. No hay otra forma y no debería haberla. Una pregunta mucho más relevante hoy en día es: “¿Cómo protegemos la infraestructura de las libertades del alcance de las corporaciones y los privilegios imaginarios de los monopolios anteriores a internet?”.

Por cierto, la industria de la tecnología sueca también entrega el premio a la compañía del año. La empresa que lo recibió el mismo año que yo fue Spotify.

*Fundador y exdirector del Partido Pirata en Suecia. Esta columna apareció inicialmente en el sitio TorrentFreak