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El veto de EEUU a Huawei nos enseña las consecuencias de un mundo del software oligopólico, y eso no es bueno para los usuarios

Sin duda, una de las noticias más destacadas sobre el mundo de la tecnología de esta semana son las que tienen que ver con Huawei, la empresa china (aunque también aplica para cualquier otra que el secretario de comercio considere “peligrosa para su seguridad nacional”) ha sido vetada por Estados Unidos tras una orden ejecutiva firmada por Donald Trump, e introducida en Entity List o lista negra.

La consecuencia inmediata más impactante de esto hasta ahora ha sido la decisión de Google de suspender sus negocios con Huawei en lo que respecta a la transferencia de hardware y software, lo que dejaría a los dispositivos futuros de la empresa sin acceso a los servicios de Google y su ecosistema de aplicaciones, además de un adiós al soporte que ofrece el gigante de las búsquedas en relación con Android. Y si bien todo esto podría ser catastrófico para la empresa china, también deja en evidencia algo que ya muchos sabíamos pero nunca había sido puesto tan claramente en evidencia: el mundo del software es dominado por unas pocas empresas, los usuarios estamos bastante indefensos ante ellas y carecemos de alternativas reales.

Que Android sea open source realmente no importa

Android

Puede que Android sea open source y Huawei pueda seguir usando el sistema operativo móvil creado por Google, pero quien eche un vistazo de cerca a lo que realmente es AOSP, es decir, el Android ‘open source’ sin Google que quedaría de opción, sabe que como alternativa es bastante carente, por no decir casi inútil en la práctica.

¿Por qué?, pues porque Google se ha asegurado con los años de cerrar las partes más importantes de su ecosistema, los servicios de Google Play y la Play Store contienen la mayoría de componentes más esenciales de Android: sincronización entre aplicaciones, autenticación de cuentas, Play Protect, aplicaciones instantáneas, desbloqueo inteligente, apps como Mapas, Gmail, Fotos, Drive, y todo lo que provenga de la tienda de aplicaciones oficial, y un enorme etcétera.

Y aún, en el caso hipotético de que Huawei u otra compañía se decidan a crear por sí mismas todos los componentes que ofrece Google para implementar su propia versión de AOSP, no solo tomaría mucho tiempo y recursos, sino que seguirían sin tener acceso a una de las partes más importantes para cualquier usuario: el ecosistema de apps Android de Google. Imagina un iPhone sin acceso a la App Store.

Tampoco tendrían acceso a las actualizaciones de Android porque para ello es necesario certificación de Google y con este veto no la obtendrían. El punto es que Google tiene mucho más control sobre Android del que a veces pensamos, y solo porque se lance al aire eso de que es “open source” no quiere decir para nada que realmente sea una plataforma abierta.

Si te preguntas qué pasa ahora con tu móvil Huawei, y te preocupa que tu dispositivo ahora sea un pisapapeles costoso, especialmente en España donde la marca es líder junto a Samsung, al menos de momento no vas a sufrir mayores consecuencias, todo en tu móvil seguirá funcionando, esto lo ha confirmado Google. Lo que pasará en el futuro y con nuevos móviles es algo aún por determinarse.

El resto de mi software también viene de Estados Unidos pero mi equipo es chino

Huawei Matebook
Foto: Xataka

Y este es otro detalle importante aquí, esta guerra comercial entre Estados Unidos y China es también tecnológica, y nos afecta a todos más allá de las fronteras de esos países, primero porque el oligopolio del software actual tanto en móvil como en escritorio es dominado por empresas estadounidenses. iOS y macOS son de Apple, Android es de Google, Windows es de Microsoft, y la nube se la reparten principalmente entre esos últimos dos y Amazon.

Pero las posibilidades de que tu móvil sea chino, o incluso tu ordenador, son altas. Aunque Microsoft no se ha mojado aún y no termina ni de confirmar ni de desmentir que vaya a bloquear Windows en los portátiles Huawei, la orden de Trump es clara: ni empresas de hardware ni de software pueden colaborar con la compañía china. De ahí que incluso Intel, Qualcomm y otros grandes fabricantes de chips se vayan a unir al bloqueo contra Huawei.

Huawei lleva muy poco fabricando portátiles, así que no representan ni de lejos un problema tan grave, es incomparable la cuota de sus ordenadores con Windows 10 versus sus móviles con Android. Pero el punto aquí es el mismo, al final de la cadena, es el usuario quien sale perdiendo.

En el escritorio, Windows tiene casi el 80% de la cuota de mercado y ni relativamente cerca le sigue macOS con alrededor de un 14%. Chrome OS aunque está apenas por encima del 1%, solo sirve para sumar que el 95% de los ordenadores de este planeta utilizan el software de las mismas tres empresas y sus ecosistemas cerrados.

Del lado móvil es aún peor, casi el 100% del mercado se lo reparten entre iOS y Android, este último no solo tiene casi el 75% del mercado de los dispositivos móviles, sino que también es el sistema operativo más usado en el mundo, incluso más que Windows.

Si miramos a los servicios en la nube, Amazon Web Services domina con 32% de la cuota de mercado, seguido de Microsoft con 13%, y Google Cloud con 7.6%, y aunque aquí hay muchos más competidores repartiéndose la otra mitad del pastel, también es destacable el dominio del mismo grupo de compañías que son todas el mismo país.

Todo esto solo para poner en perspectiva lo que significaría que cualquiera de estas plataformas bloquee a una marca o un proveedor por las razones que sean. Es cerrarle las puertas de uno o de todos los ecosistemas en los que se puede sobrevivir actualmente.

A la merced de unas cuantas empresas

Market Share Os
Cuota de mercado actual de todos los sistemas operativos – Statcounter

Atrás, muy atrás quedaron los días en los que comprabas un producto tecnológico y era realmente tuyo. Actualmente la mayoría del software se ofrece como servicio, y puede que hayas pagado miles de dólares por tu nuevo móvil u ordenador, pero sin el ecosistema cerrado de software que lo sostiene y sobre el que no tienes absolutamente nada de control, solo tienes un ladrillo que brilla.

Actualmente, si no te gusta el ecosistema cerrado de Apple, tu alternativa es el ecosistema cerrado de Google. Simplemente no existen más alternativas viables, ni que sean cómodas, ni amigables con el usuario, ni fácilmente accesibles. Hoy en día, si no te gusta un ecosistema cerrado tu principal alternativa es otro ecosistema cerrado

Y aunque en el caso del escritorio es menos extremo, primero porque tanto en Windows como en macOS (aún) podemos escapar de los ecosistemas cerrados de sus tiendas de aplicaciones (aunque sabemos que Microsoft y Apple estarían felices de que no lo hiciéramos, en caso de que sus constantes esfuerzos por promover sus tiendas de apps como lo mejor y más seguro del mundo no lo hayan dejado claro), el funcionamiento óptimo del sistema y por tanto el equipo y su seguridad, dependen completamente de estas empresas, y sus licencias se te pueden revocar en cualquier momento y por infinidad de razones, incluyendo dramas comerciales que se escapan completamente de tu círculo existencial y que a veces parece increíble que te afecten.

Es fácil culpar a los usuarios por elegir una cosa u otro o haber colaborado a la existencia de este oligopolio con su dinero, pero no es tú culpa ni mía. Todas estas empresas han estado compitiendo por años, décadas incluso, y han obliterado efectivamente toda competencia.

Vivimos en una época en la que el mundo del software es controlado por unos cuantos, las alternativas no pasan de dos o tres y todas ofrecen restricciones y riesgos similares, se diferencian principalmente en cómo emplean su mercadeo y pintan su imagen, y si te pones a pensar un largo rato, realmente no son alternativas del todo. Como consumidores, lamentablemente nuestras opciones están bastante limitadas.

Linux

Para finalizar voy a mencionar al elefante en el que probablemente muchos estaban pensando, y para ello vamos a citar a Linus Torvalds, que muy bien explica por qué Linux ha triunfado en todo menos en el escritorio, y es la misma razón por la que Android es el líder indiscutible del mercado móvil a pesar de técnicamente ser Linux en lo más profundo: nadie quiere instalar un sistema operativo. Nadie se compra un móvil sin nada y se toma el tiempo de ponerle una ROM, nadie quiere un ordenador “vacío”.

Linux es exitoso en los móviles no es porque tienes 900.000 personas descargando imágenes de disco para instalar en sus smartphones todos los días, es porque el sistema viene preinstalado en el dispositivo. Y eso nunca ha pasado en el mercado de escritorio y es realmente muy difícil lograr que pase.

Es extremadamente difícil de lograr que pase, porque nos hemos acostumbrado a las facilidades de la tecnología y la amamos por ello. No hemos crecido pensando en que debamos tener control sobre esos ecosistemas, nadie nos ha educado para explicarnos el control que estamos cediendo, es lo mismo que con el tema de la privacidad.

No sabemos a lo que estamos renunciando a cambio de las comodidades de la tecnología moderna, y por eso mismo no tenemos control ni alternativas y estamos a merced de un puñado de grandes empresas que incluso los gobiernos aún no saben cómo regular del todo. Y quizás esto es exactamente lo que debe cambiar.

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