Artículos

La lucha contra la piratería involucra a muchos, pero beneficia a muy pocos

A media que han ido pasando los años y la piratería de contenidos sujetos a derechos de autor se ha ido extendiendo por todo el mundo, al mismo tiempo han ido creciendo los grupos y organizaciones que intentan acabar con la misma, o al menos lograr que disminuya.

Sin embargo y al contrario de lo que un principio se podría pensar, esto es algo que beneficia a muy pocos, mejor dicho, los únicos que sacan provecho de esta «batalla» son las grandes firmas relacionadas con la industria del entretenimiento, dejando desamparados a los autores y empresas más humildes, entre otros.

En esto de acabar con la piratería entran en liza multitud de estamentos y compañías relacionadas con las tecnologías, desde los propios ISP, pasando por los grandes buscadores, y como no, productoras de cine, editoriales, o compañías discográficas. Sin embargo, tal y como se ha podido ver en los últimos meses, muchos de los casos que intentan proteger los derechos de autor, poco tienen que ver con la intención de salvaguardar los intereses de los titulares individuales con recursos financieros limitados.

Hay que tener en cuenta que todos aquellos que en los últimos años han venido compartiendo archivos con copyright de manera ilícita, han sido amenazados de diversas maneras, incluyendo demandas judiciales, si no pagan una cuota de liquidación en muchos casos importante. Esto es algo que se ha venido dando en multitud de países en todo el mundo con mayor o menor éxito, aunque ese no es el caso ahora. Al mismo tiempo, mientras que muchos proveedores de Internet han permanecido al margen, otros se han involucrado en la lucha contra la piratería de manera encarnizada, todo ello con el fin de aplicar los derechos de autor.

Así, estos grupos y organizaciones utilizan todos los medios posibles para proteger a sus clientes, tanto fuera como dentro de los tribunales. De este modo, uno de los sistemas más utilizados para intentar «concienciar» a los presuntos piratas de que deben cesar con sus acciones, es mediante el envío de cartas amenazantes a sus hogares. En teoría, con esto lo que se pretende es que, por medio de sanciones estrictas por infracción de los mencionados derechos de autor, los propietarios con recursos limitados no tengan que acudir a los tribunales, ya que los costes de estos litigios son generalmente elevados.

La piratería de contenidos solo beneficia a los más poderosos

Aunque muchos piensen que este tipo de acciones las llevan a cabo los mismos propietarios de los derechos para sacar beneficio económico, ha quedado demostrado que esto está muy lejos de la realidad. Es por ello que revisando los documentos legales relacionados con los casos de infracción de derechos de autor para ver qué compañías están detrás de ellos, una minoría muy reducida son ejercidos por los propios creadores de las obras como tal. Esto no hace más que constatar que la gran mayoría de los casos contra la piratería, están siendo llevados a cabo por firmas intermediarias, que a fin de cuentas son las grandes beneficiadas de todo ello, cuando los casos son llevados a buen puerto, claro está.

Por tanto se está viendo que si bien estas empresas pueden tener el derecho legal de perseguir estos casos, no son los creadores originales de los contenidos «violados» los que demandan, en muchos casos debido a sus limitaciones económicas. Con esto lo que se ha querido demostrar es que, en lugar de proteger a los creadores individuales con recursos limitados, estas políticas restrictivas contra la piratería, permiten a las grandes empresas «extorsionar» a los internautas para lograr un beneficio propio.

Y claro, esto no solo afecta a los creadores de contenidos con copyright más humildes, sino que algo muy similar sucede en el lado contrario, es decir, en el de los supuestos piratas. Y es que de manera paralela, estas luchas para acabar con la piratería de contenidos, en muchos casos es una operación de extorsión rentable para las empresas y medios de comunicación que ya de entrada ya ganan mucho dinero, pero, claro, muy costosas para los jóvenes, jubilados y personas con pocos recursos que, por descontado, no tienen la capacidad de hacer frente a los costos repentinos de miles de euros que se les solicitan en algunas ocasiones.

De hecho y por lo que se ha podido comprobar, muchas veces los autores solitarios y sin grandes pretensiones económicas no suelen enviar cartas amenazantes ni intentan ganar dinero de la lucha contra la piratería, sino que de esto se encargan las grandes empresas relacionadas de algún modo con la industria del entretenimiento, que son las que realmente pretender «sacar tajada».

Con todo y con ello, en esta batalla contra la piratería, como sucede en muchos otros ámbitos, los humildes, ya sean piratas o artistas humildes, son los que menos se benefician de todo ello, al contrario de lo que sucede con las grandes corporaciones que son las que, de un modo u otro, siguen acumulando beneficios.

Fuente