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Privacidad en Internet: ¿derecho o privilegio? Dos caras de la misma moneda

Desde el boom de las redes sociales uno de los temores más frecuentes ha sido siempre la privacidad. Miles de usuarios buscan proteger su información colocando sus cuentas privadas o escribiendo netamente los datos necesarios de identificación pero, ¿realmente este método es efectivo?

Ciertamente no. Luego del caso de Cambridge Analytica robando datos de 50 millones de usuarios de Facebook  las aplicaciones tomaron esto como ejemplo y las políticas de seguridad se convirtieron en la prioridad de muchas plataformas.

Muchos usuarios se han manifestado de forma negativa ante la compañía CA y Facebook por el uso indebido de sus datos sin autorización y peor aún, por usarlos como puente para llegar a millones de usuarios conectados a ellos. Claramente la situación se ha tornado crítica para el magnate de las redes sociales. Miles de usuarios han abandonado Facebook por temor a ser hackeados o que sus datos sean robados.

Para sorpresa de muchos, esta plataforma no es la única que posee los datos personales de los millones de usuarios que transitan por el Internet. Páginas web, aplicaciones y juegos también contienen información de los usuarios que visitan estas plataformas, ¿aún crees que la repetición de cierto artículo que viste hace dos semanas en una página es algo casual? No, no lo es.

Lo único cierto es que todos estamos expuestos a la probabilidad de que estas grandes compañías tomen nuestros datos de una forma u otra. Quizás nosotros como usuarios debamos tomar consciencia y hacer que esto ocurra en menor medida.

¿Realmente son efectivas las medidas de seguridad?

La parte positiva de toda la controversia es que los consumidores ahora se tomarán cinco minutos de su tiempo a leer las políticas de seguridad y pensarán dos o hasta tres veces antes de aceptar cualquier invitación.

Con todos los avances tecnológicos no es de esperarse que más adelante las tendencias estén guiadas a la protección de datos en cualquier dispositivo y que la guerra la gane quien logre mantener de forma óptima la privacidad de los usuarios.

Por otro lado, también está puesta sobre la mesa la posibilidad de la costumbre, es decir, que los usuarios se adapten y acepten que sus datos circulan por la red libremente y que en algún punto serán utilizados. Sea el caso que sea, siempre estará el lado opuesto de la moneda.

La privacidad en Internet presenta muchas contradicciones. La idea básica o primitiva de las redes sociales es estar conectados con otras personas alrededor del mundo. ¿Qué pasaría en el mundo virtual si todos tenemos un perfil privado y no compartimos más allá de los datos básicos? ¿Cómo sería el tráfico de información? ¿Y qué ocurriría con las tendencias, los memes e interacciones masivas?

Probablemente todo esto desaparecería, el Internet  no sería una fuente de entretenimiento tan amplio sino algo netamente informativo, los videos virales yo no serían tan virales y el alcance disminuiría considerablemente.

Durante el último trimestre del 2018 se dio inicio a lo que podría ser el nuevo uso del Internet. En septiembre de ese año, la Unión Europea aprobó la Ley de Copyright, la cual ofrece protección a los artistas sobre la distribución de su contenido en la web.

Esta ley ha tenido repercusión en grandes plataforma de contenido como lo son Google News y Youtube.

En octubre del 2018 Youtube publica una carta invitando a los creadores de contenido a protestar por el artículo 11 de dicha ley, el cual habla sobre una tasa de alcance que las plataformas digitales deben pagar para poder distribuir el contenido de terceros.

Lo mismo ocurrió con Google. El monstruo de los buscadores web se pronunció acerca de esta nueva ley y cómo ella perjudica al tráfico en las páginas y la visibilidad del contenido.

Todas estas medidas han generado disgusto en aquellos que utilizan Internet como una forma de ingreso.

Entonces, ¿restringir o no el uso de la información es Internet es realmente una solución? No está ni cerca de serlo.

A pesar de que estas prácticas representan una violación a la privacidad de las personas y más aún si se efectúa con fines políticos o publicitarios, restringir el uso de los datos no acabará con el problema. Los hackers siempre buscarán una forma de obtener información y al ser ilegal, el valor de estos datos aumentará significativamente.

Triste pero cierto. Quizás la única seguridad que podemos emplear es la de nuestro entorno y no en nuestra vida en la web.

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