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Tiempo de calles

Por: Gonzalo Larenas

/ EFE

“Una noticia mal contada es un asalto a mano armada” Calle 13

Los niños que se criaron detrás de un computador están saliendo a las calles, esta vez no para jugar con la pelota ni para andar en bicicleta, lo están haciendo cada vez que sienten que algo anda mal, lo están haciendo en sus propios nombres y en el nombre de los que no pueden o temen exigir sus derechos, los jóvenes están tomando el control, no solo a través de las distintas protestas a nivel mundial, sino también en los negocios, en las nuevas generaciones de emprendedores, de empresas B, en los gobiernos ganando por mayorías potentes en las distintas elecciones, el control lo están perdiendo los que acomodadamente lo tenían y hay que estar atento a las consecuencias que todo este boom pueda alcanzar.

Se criaron detrás de una pantalla, pero ahora que esa pantalla puede salir con ellos entonces se logran encuentros, choques y todo un nuevo ciclo de comunicación que está rompiéndose entre la confusión, caos y esperanza que se ve en esa generación.

Las nuevas voces son miles, millones por todo el mundo, se comunican rápida y efectivamente, y si alguien duda de esto, es cosa de ver como a través de un mensaje en Twitter o Facebook pueden terminar derrocando un gobierno, complicando a los más poderosos, a los que pensaban que nada les podía pasar, y entonces todos critican, todos se llenan de miedo, porque como en Vietnam, a pesar de tener todo el poder, no saben cómo aplicarlo, se sienten burlados y confundidos, se llenan de rabia y de todas las sensaciones que rodean al miedo a lo desconocido, al cambio.

Ni siquiera las viejas técnicas de control de la información puede con estos nuevos movimientos, porque la información como tal ya va quedando obsoleta, los noticieros y diarios hace rato que entregan la información atrasada, ya analizada y observada por muchos en las redes sociales, con fotos y videos de todos los ángulos, acá no es como en la FIFA, no se puede esconder las manos, no quedan dudas, todo se comienzan a transparentar, ya no se puede mentir tan fácilmente, por lo que pierden una de sus grandes armas, lo sabe el mundo gracias a Assange, no hay límites, el poder lo tiene ahora quien puede demostrar la verdad.

El mundo cambia porque una generación la cambia, la generación que cuando niños se escondieron en sus guaridas, donde al parecer avanzaban en nuevas formas de comunicación, las que hoy el resto no entiende, generación que habla con autoridad y sin miedo.

Esta generación si sabe ocupar su potencial tiene grandes esperanzas de transformar todo lo que ellos se propongan, pero deberán aprender a reflexionar, a educar a los que los siguen, hacer entender y controlar el poder que tienen, porque no hay nada más peligroso que el poder sin control, sin intención, sin ideas. Deben dejar de ser reactivos para ser proactivos, dejar de reaccionar ante las situaciones, adelantarse y no permitir que los errores se cometan, lograr demostrar que no solo tienen poder, sino también la sabiduría para ocuparlo correctamente, aunque a los de siempre les moleste.

Esta generación tiene el deber de contar las verdades, de mostrar lo que pasa, ahí radica su fuerza, ahí radica su unión y comprensión, es así como se han ido ganando un espacio en esta sociedad, a través de la verdad, y esa verdad es el motor del cambio mundial.