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Washington espiaba a México desde un centro no autorizado en la embajada de EE.UU.

Según el memorando, en este centro operaban el Pentágono, el Comando Norte y la Agencia de Seguridad Nacional. Los objetivos de sus actividades eran blancos de alto perfil. El documento data del 2010, cuando Felipe Calderón era el presidente de México, aunque no se puede precisar que conociera la existencia de esa base, ya que el informe estaba clasificado para no ser compartido con extranjeros.

El analista político Miguel Guaglianone cree que el espionaje estadounidense se desarrolla con base en los intereses de las multinacionales.

“EE.UU. está violando la soberanía nacional y ahí no cabe la política del silencio”. Es la postura de algunos legisladores mexicanos que exigen a su Gobierno investigar las informaciones sobre la instalación de un “Centro de Fusión” no autorizado en la embajada estadounidense en la capital de México.

A este respecto, Guaglianone opina que “EE.UU. tiene una política que se ha convertido en los últimos años en una especie de paranoia de la diplomacia norteamericana, la de no confiar en nadie. Espía a todos sus países aliados, como quedó probado con las revelaciones de Edward Snowden”.

“México es un país de mucha importancia para EE.UU., es un país muy grande, el vecino directo de EE.UU., en el cual grandes corporaciones norteamericanas tienen muchísimos intereses”, apunta el experto. También añade que no le extrañaría que hubiera unos centros semejantes en otros países de Latinoamérica que estratégicamente tienen mayor relevancia para EE.UU., como por ejemplo en Brasil, supone el analista.