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Cuantas más exclamaciones en el mensaje, mayor es el bulo (engaño) y otras leyes imprescindibles para internet

Internet es un algo muy nuevo en términos históricos, pero, aun así, también ha ido desarrollando sus propias leyes. Algunas son jurídicas y tienen consecuencias reales, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Otras son fruto del debate de la comunidad online, pero son igualmente útiles en la red. Son las 10 leyes fundamentales de internet. Aunque existen algunas (bastantes) más.

Godwin y Hitler como argumento

Es una de las más conocidas y más antiguas de internet. La ley de Godwin fue enunciada por Mike Godwin, uno de los colaboradores originales de la fundación Wikimedia Foundation, en 1990. “A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno”.

Esta ley deriva directamente de la falacia reductio ad Hitlerum y tiene sus propias versiones más locales. Incluso algún corolario, como ese que dice que a medida que se profundiza en una discusión sobre feminismo, aumentan las probabilidades de que alguien sea llamado feminazi. O el corolario de Van der Leun: a medida que mejora la conectividad global, la probabilidad de que los nazis estén en la red tiende a uno.

La ley de bagder y la verdad científica

Si una URL o el nombre de una web contienen la palabra verdad, truth o alguno de sus derivados, existen altísimas probabilidades de que la verdad brille por su ausencia en el contenido de la página. La ley de badger o ley del tejón es una de las más recientes. Las primeras referencias son de un meme de un tejón en Facebook en 2016. Pero se ha vuelto muy popular en la lucha online contra las fake news y la pseudociencia.

Poe y los límites del humor

“Sin un emoticono que guiñe un ojo o alguna otra muestra clara de humor [como el socorrido XD] es completamente imposible parodiar a un creacionista [o cualquier postura ideológica parodiable] de manera que no se pueda confundir con uno de verdad”. La ley, enunciada por Nathan Poe en 2005 en un foro cristiano, señala las dificultades del humor, la ironía, el sarcasmo y compañía en las redes.

También existe un enunciado opuesto que viene a decir que, en ocasiones, las ideas expresadas por algunos usuarios son tan raras y extremas que, aunque sean serias, parecen un chiste. ¿Ya hemos hablado de los tierraplanistas?

La ley de las exclamaciones

A menudo, esta ley no se considera una de las diez fundamentales. Pero merece la pena incluirla en el artículo por su utilidad. En estos tiempos en los que nos acosan las fake news y los bulos de WhatsApp, más vale tenerla en cuenta. “Cuantas más exclamaciones se usen en un email, más fácil es que el texto sea una mentira absoluta. Esto también es aplicable a las mayúsculas”. Un truco fácil y sencillo enunciado por Lori Robertson en 2008 para desenmascarar a los creadores de bulos.

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No pregunte, ya sabe la respuesta

Internet ha puesto todo el saber humano a nuestro alcance. Pero ¿nos ha hecho más sabios? Quizá es que no sabemos preguntar. La ley de Cunningham nos da una pista. “El mejor modo de obtener la respuesta correcta en internet no es hacer una pregunta, es escribir la respuesta incorrecta”. La ley fue enunciada en 2010 como parte de un concurso del ‘New York Times’. La formuló un antiguo ejecutivo de Intel, Steven McGeady, y la nombró en honor a Howard Cunningham, creador de la primera Wiki.

La ley de Danth para terminar debates

Lo vemos a menudo en las discusiones que se montan en la red. Ya sea en un foro, en un hilo de Twitter o en los comentarios de una noticia cualquiera. Buena parte de la discusión se centra en quién ha ganado el debate y quién tiene la razón. La ley de Danth es sencilla y fácil de aplicar. “Si una persona tiene que insistir en que ha ganado una discusión, es probable que esa persona haya perdido el debate”. Esta es una de las leyes fundamentales.

Skitt para los que corrigen a los demás

Sea un nazi (perdón, Godwin) de la gramática o alguien que busca meter cizaña en un debate, la figura del que siempre corrige a los demás es bien conocida por todos. En internet y, también, en la vida real. La ley de Skitt está hecha para ellos. Viene a decir que “cualquier publicación que corrija un error de otra publicación incluirá como mínimo otro error”. Es una versión online de la ley de Murphy y, como tal, no es necesariamente cierta. Pero puede ser útil en más de una ocasión.

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Scopie y las teorías de la conspiración

Citar las fuentes no es una práctica muy trabajada en redes sociales. Y, cuando se hace, muchas de las fuentes no son, precisamente, fiables. La ley de Scopie nos habla de las webs con teorías de la conspiración varias y su uso para respaldar argumentos. “En cualquier discusión sobre ciencia o medicina, citar a Whale.to [merece la pena echarle un ojo] como fuente fiable equivaldrá a perder la discusión automáticamente, y a ser expulsado con sorna por el resto de usuarios”.

El diseño web y la ley de Haig

Colores chillones, banners que parpadean, 15 tipos de fuente diferente, fotos distorsionadas, letras que se mueven por la pantalla… Todos hemos estado ahí. En la red existen webs caóticas a las que mejor no entrar. “La fealdad de una página web es directamente proporcional a la locura de sus creadores y su contenido”, señala la ley de Haig. Cuenta, también, con un corolario. “Si una web aún funciona en Netscape, probablemente la haya creado un loco”.

¿Es que nadie va a pensar en los niños?

La llamada ley de Lovejoy, en honor a la esposa del reverendo de los Simpson, es uno de los memes, GIFs y vídeos más repetidos en la red. Viene a decir que “la frase ¿es que nadie va a pensar en los niños? solo se usa para intentar justificar argumentos estúpidos apelando a la emoción”. En España tenemos nuestra propia versión con “No te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena. Jamás”. Ya son dos años alimentando memes.

Pommer y la opinión equivocada

Habíamos dicho 10 y ya vamos por 11. Las leyes de internet es lo que tienen. Tampoco se puede fiar uno mucho de ellas. Para terminar, hablemos de la ley de Pommer, muy útil de nuevo para entender los debates absurdos y las opiniones disparatadas que vemos en la red. “Una persona puede cambiar de opinión tras leer información en internet. La naturaleza de este cambio será la siguiente: de no tener ninguna opinión a tener una opinión equivocada”.

En el tintero (imaginario) se nos queda la ley de Shaker para los que dicen que se van de un foro, pero nunca lo hacen. O la llamada Regla 34: “Si algo existe, ya hay o habrá porno sobre ello. Sin excepciones”. Sin olvidar la de Time Cube, que relaciona la longitud de un artículo o página web con la salud mental de su autor. Así que mejor vamos a ir dejando de escribir.

Imágenes |  Unsplash/rawpixel, mari lezhava, Tim Gouw

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