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Derechos equivalentes análogos (15/21): Las conversaciones digitales de nuestros niños se silencian por tema.

Cuando nuestros niños digitales publican un enlace a The Pirate Bay en algún lugar de Facebook, a veces aparece una pequeña ventana diciendo “has publicado un enlace con contenido potencialmente dañino”. Por favor, absténgase de publicar tales enlaces”.

Sí, incluso en conversaciones privadas. Especialmente en conversaciones privadas.

Esto puede parecer una cosa pequeña, pero es francamente atroz. A nuestros niños digitales no se les impide tener una conversación, per se, sino que se les vigila por si hay temas malos que no le gusta que se discutan al régimen, y se les impide discutir esos temas. Esto es mucho peor que impedir que ciertas personas se reúnan.

El equivalente análogo sería si nuestros padres tuvieran una conversación telefónica análoga, y una tercera voz amenazante apareciera en la conversación con una voz lenta que hablara lo suficientemente suave como para ser percibida como amenazante: “Usted ha mencionado un tema prohibido. Por favor, absténgase de hablar de temas prohibidos en el futuro”.

Nuestros padres se habrían sentido horrorizados si esto hubiera ocurrido, ¡y con razón!

Pero en el mundo digital de nuestros hijos, el mismo fenómeno es alentado por las mismas personas que lo aborrecerían si ocurriera en su mundo, a sí mismos.

En este caso, por supuesto, son todos y cada uno de los enlaces a La Bahía Pirata los que se consideran temas prohibidos, bajo el supuesto – supuesto! – que conducen a la fabricación de copias que serían declaradas en violación del monopolio de los derechos de autor en un tribunal de justicia.

Cuando vi por primera vez la ventana de Facebook arriba diciéndome que no discutiera temas prohibidos, estaba tratando de distribuir material político que había creado yo mismo, y usé La Bahía Pirata para distribuirlo. Resulta que es una forma muy eficiente de distribuir archivos grandes, que es exactamente la razón por la que está siendo utilizado por mucha gente para ese propósito (¿quién lo hubiera pensado?), incluyendo gente como yo que quería distribuir grandes colecciones de material político.

Hay canales de comunicación privados, pero muy pocos los utilizan, y los políticos en general (sí, esto incluye a nuestros padres analógicos) siguen alentando este desarrollo, porque el “terrorismo” y otros fantasmas.

La privacidad sigue siendo su propia responsabilidad.