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Evolucionando las percepciones de la economía del compartir – Enrique Dans

Lufthansa listing on Airbnb

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lufthansa comienza a anunciar sus vuelos dentro de la plataforma de Airbnb, en un movimiento destinado a generar mayor ocupación en unos vuelos que en toda la industria han experimentado un notable descenso. Las aerolíneas en general llevan un cierto tiempo disfrutando de precios bajos en el elemento que genera su coste principal, el combustible, lo que ha llevado a muchas de ellas a incrementar su oferta en un momento en el que el temor a atentados terroristas y el clima de incertidumbre económica ha dado como resultado un descenso de la ocupación. Según algunos analistas, el precio de los vuelos nunca ha estado tan barato.

El movimiento de Lufthansa marca un cambio en la percepción de las plataformas de la llamada sharing economy o economía del compartir: de ser vista como un sitio donde los usuarios buscaban fundamentalmente precios bajos y oportunidades, a presentarse cada vez más como una alternativa de búsqueda de alternativas interesantes y, posiblemente, muy difíciles de encontrar en otras plataformas.

Para Lufthansa, que ha pasado simbólicamente por el trámite de describir el asiento de sus aviones en Airbnb como si fuera una habitación en la que pasar una noche, el movimiento es poco menos que anecdótico: al someterse a la misma estructura de comisiones que Airbnb aplica a toda la plataforma, el coste final de sus vuelos está sujeto a un sobreprecio que hará que en escasas ocasiones pueda ser competitivo, lo que posiblemente llevará a muchos usuarios a localizar el vuelo a través de Airbnb, pero terminar reservándolo en un canal con menores comisiones, pero sin duda marca un cambio de actitud frente a una plataforma que era vista por muchos como una forma de atacar el negocio de los hoteles.

Alternativas como Airbnb no solo están mostrando un fortísimo crecimiento que sobrepasa con mucho el de las cadenas hoteleras, sino que además, están atacando con cada vez más éxito el segmento que más codicia genera en las aerolíneas: el de los viajes de negocios. Cada vez se ve como más habitual que un directivo de una compañía se hospede en un apartamento céntrico y lujoso en una ciudad determinada, posiblemente próximo a sus oficinas o al lugar donde tiene fijadas sus reuniones, en lugar de hacerlo en un hotel convencional. En algunos de los programas de IE Business School que conllevan estancias en Madrid de una o dos semanas, resulta ya muy habitual ver cómo los alumnos, muy alejados en general del tradicional estereotipo del turismo de mochila, optan por apartamentos cercanos a la escuela, situada en el barrio de Salamanca, en pleno centro de Madrid, en lugar de reservar en los hoteles habituales.

Para cada vez más personas, entrar en Airbnb supone el acto de planificar un viaje con unas características determinadas, en el que el alojamiento posiblemente suponga una parte importante de la decisión. Tratar de plantear, unido a esa reserva, alternativas que completen el viaje con desplazamientos u otro tipo de servicios es algo que cabe dentro de lo razonable, y el hecho de que la venta termine realizándose o no a través de ese mismo canal resultaría, en el caso de la aerolínea, prácticamente anecdótico: el componente de visibilidad, de plantearse como alternativa en el momento y el canal adecuados, le otorga un valor casi más de posicionamiento publicitario que de canal de venta como tal.

Pero a pesar del fuerte crecimiento de la economía del compartir, los estudios muestran que aún está muy lejos del que podría ser su potencial: en el mercado de los Estados Unidos, menos del 11% de la población ha utilizado alguna vez una plataforma para compartir alojamiento, y tan solo un 15% ha probado sistemas para desplazarse en vehículos de terceros. El movimiento de Lufthansa parece indicar un mayor interés de las compañías tradicionales por acercarse a este segmento, lo que supondría en ultimo término un cierto nivel de validación de su operativa. Todo indica que en el futuro, ese componente de nicho que acompaña a la economía del compartir podría ir generalizándose a medida que la experiencia de más usuarios resulta conforme a sus expectativas – o incluso las excede – y lo comentan con sus amigos y familiares, pero sin duda, pequeños gestos de este tipo son también parte de un proceso de normalización del hábito de buscar alojamiento en una plataforma de este tipo.