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Información errónea generada por IA: tres habilidades que se pueden enseñar para ayudar a abordarla – The Conversation

por Jaigris Hodson

En mi clase de estudios digitales, pedí a los estudiantes que plantearan una consulta a ChatGPT y discutieran los resultados. Para mi sorpresa, algunos le preguntaron a ChatGPT sobre mi biografía.

ChatGPT dijo que recibí mi doctorado de dos universidades diferentes y en dos áreas temáticas diferentes, de las cuales solo una representaba el enfoque de mi trabajo doctoral.

Esto resultó en una clase entretenida, pero también ayudó a iluminar un riesgo importante de las herramientas de IA generativa: hacernos más propensos a ser víctimas de información errónea persuasiva.

Para superar esta amenaza, los educadores deben enseñar habilidades para funcionar en un mundo con información errónea generada por la IA.

Empeorando el problema de la desinformación

La IA generativa hará que nuestros problemas existentes para separar la información basada en evidencia de la información errónea y la desinformación sean aún más difíciles de lo que ya son.

Las herramientas basadas en texto como ChatGPT pueden crear artículos académicos que suenen convincentes sobre un tema, completos con citas que pueden engañar a personas sin experiencia en el tema del artículo. La IA basada en vídeo, audio e imágenes puede falsificar con éxito los rostros, las voces e incluso los gestos de las personas, para crear evidencia aparente de comportamientos o conversaciones que nunca tuvieron lugar.

A medida que se combinan textos e imágenes o vídeos creados por IA para crear noticias falsas, deberíamos esperar ver más intentos por parte de teóricos de la conspiración y oportunistas de la desinformación de emplearlos para engañar a otros en beneficio propio.

Si bien antes de que la IA generativa fuera ampliamente accesible para las personas era posible crear videos, noticias o artículos académicos falsos, el proceso requería tiempo y recursos. Ahora se puede crear desinformación convincente mucho más rápidamente. Se presentan nuevas oportunidades para desestabilizar las democracias en todo el mundo.

Se necesitan nuevas aplicaciones de pensamiento crítico

Hasta la fecha, un enfoque de la enseñanza de la alfabetización mediática crítica tanto en las escuelas públicas como en los niveles postsecundarios ha sido pedir a los estudiantes que se involucren profundamente con un texto y lo conozcan bien para poder resumirlo, hacer preguntas sobre él y criticarlo.

Es probable que este enfoque sirva menos en una época en la que la IA puede falsificar tan fácilmente las mismas señales que utilizamos para evaluar la calidad.

Si bien no hay respuestas fáciles al problema de la desinformación, sugiero que enseñar estas tres habilidades clave nos preparará mejor a todos para ser más resilientes frente a estas amenazas:

1. Lectura lateral de textos

En lugar de leer profundamente un solo artículo, blog o sitio web a primera vista, debemos preparar a los estudiantes con un nuevo conjunto de habilidades de filtrado a menudo llamadas lectura lateral.

En la lectura lateral, les pedimos a los estudiantes que busquen pistas antes de leer profundamente. Las preguntas a plantear incluyen: ¿Quién fue el autor del artículo? ¿Cómo lo sabes? ¿Cuáles son sus credenciales? ¿Están esas credenciales relacionadas con el tema que se está discutiendo? ¿Qué afirmaciones están haciendo? ¿Están esas afirmaciones bien respaldadas en la literatura académica?

Hacer bien esta tarea implica la necesidad de preparar a los estudiantes para considerar diferentes tipos de investigación.

2. Alfabetización investigativa

En gran parte del imaginario popular y la práctica cotidiana, el concepto de investigación ha cambiado para referirse a una búsqueda en Internet. Sin embargo, esto representa un malentendido de lo que distingue el proceso de recopilación de pruebas.

Necesitamos enseñar a los estudiantes cómo distinguir las afirmaciones bien fundadas basadas en evidencia de las teorías de conspiración y la desinformación.

Los estudiantes de todos los niveles necesitan aprender a evaluar la calidad de las fuentes académicas y no académicas. Esto significa enseñar a los estudiantes sobre la calidad de la investigación, la calidad de las revistas y los diferentes tipos de experiencia. Por ejemplo, un médico podría hablar en un podcast popular sobre vacunas, pero si ese médico no es un especialista en vacunas, o si el conjunto total de evidencia no respalda sus afirmaciones, no importa cuán convincentes sean esas afirmaciones.

Pensar en la calidad de la investigación también significa familiarizarse con aspectos como el tamaño de las muestras, los métodos y el proceso científico de revisión por pares y falsabilidad.

3. Alfabetización tecnológica

Mucha gente no sabe que la IA no es realmente inteligente, sino que está compuesta de algoritmos de procesamiento de imágenes y lenguaje que reconocen patrones y luego nos los repiten de forma aleatoria pero estadísticamente significativa.

De manera similar, muchas personas no se dan cuenta de que el contenido que vemos en las redes sociales está dictado por algoritmos que priorizan la participación con el fin de generar ingresos para los anunciantes.

Rara vez nos paramos a pensar por qué vemos el contenido que nos muestran a través de estas tecnologías. No pensamos en quién crea la tecnología y en cómo los prejuicios de los programadores influyen en lo que vemos.

Si todos podemos desarrollar una orientación crítica más fuerte hacia estas tecnologías, siguiendo el dinero y preguntando quién se beneficia cuando nos ofrecen contenido específico, entonces seremos más resistentes a la información errónea que se difunde utilizando estas herramientas.

A través de estas tres habilidades: lectura lateral, alfabetización en investigación y alfabetización tecnológica, seremos más resistentes a la desinformación de todo tipo y menos susceptibles a la nueva amenaza de la desinformación basada en la inteligencia artificial.

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