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Universidad de Oxford: Fracasó la autorregulación como estrategia contra la desinformación. Cambios algorítmicos sólo sirvieron para maximizar ingresos

Los ajustes algorítmicos realizados por las plataformas no han logrado mejorar la calidad del ecosistema de información y frenar la desinformación. En cambio, sirvieron para incrementar los negocios de las plataformas, que obtienen mayores ganancias al reducir el alcance de contenido orgánico (aquel que lleva tráfico a la red) y aumentar la cantidad de contenido pago de los anunciantes para llegar a nuevas audiencias. Esta es la principal conclusión del estudio “El Mercado de la Desinformación”, elaborado por el Instituto de Internet de la Universidad de Oxford.

El informe destaca que a pesar de los más de 125 anuncios realizados en los últimos tres años por las redes sociales describiendo cómo, a través de la auto-regulación, resolverían la manipulación de sus plataformas por “malos actores”, los cambios algorítmicos no alteraron significativamente las estrategias de marketing digital.

“Los cambios en los algoritmos realizados por las plataformas han sido inadecuados para frenar la diseminación de contenido de baja calidad en línea”, sostiene el trabajo. Explica que esto es así porque se verifica una caída en el alcance de contenido orgánico de productos de consumo tradicional, por lo que las marcas y compañías deben gastar más en publicidad digital para alcanzar a las audiencias en redes sociales. De este modo, el cambio en los algoritmos redunda en la priorización de contenido pago y refleja un incremento en las ganancias de las plataformas desde 2016.

El trabajo asegura que, aunque Facebook ha alterado sus algoritmos para priorizar el contenido que considera significativo, estos cambios continúan reforzando el contenido sensacionalista, negativo y polarizador, es decir, el contenido que está en el corazón de la desinformación.

Frente a este panorama, el estudio de la Universidad de Oxford realiza una serie de recomendaciones a la Comisión Electoral del Reino Unido que apuntan, principalmente, al desarrollo e implementación (por parte de la Comisión) de guías con pautas relativas a huellas digitales, sanciones, reporte financiero y gastos de campaña, así como interferencia extranjera y mecanismos de verificación local.

La segunda recomendación apunta a la creación de una base de datos con las cuentas oficiales de candidatos en redes sociales para apoyar la verificación de hechos y permitir que las iniciativas de las plataformas contrarresten la desinformación y proporcionen una mejor supervisión de las cuentas y sus contenidos durante los ciclos electorales.

Otra recomendación remite a que todo el contenido digital de los anuncios políticos registrados (publicidad y orgánico) debería ser tratado como cualquier otro material de campaña y debería incluirse en el reporte de financiamiento de campaña.

El estudio señala que las sanciones deben ser actualizadas a la era digital. Esto implicaría aumentar la multa máxima como porcentaje del gasto total de la campaña o el financiamiento y aumentar la sentencia máxima para casos graves, así como incluir sanciones innovadoras dirigidas al corazón de la campaña digital.

El informe señala que tanto la Comisión como el gobierno deben considerar mecanismos formales de cooperación con otros cuerpos electorales de Europa para promover intercambio de información referido a la evolución de la desinformación, el uso indebido de las plataformas en línea por parte de malos actores, remedios exitosos y tendencias observadas.

Por último, se recomienda a la Comisión y al gobierno que informen al público y publiquen datos en tiempo real en circunstancias excepcionales en las que hay evidencia de actividad extranjera significativa que podría socavar la integridad de las elecciones en el Reino Unido.

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